viernes, 13 de noviembre de 2015

Fiebre Tifoidea


¿Qué es la Fiebre Tifoidea?

La fiebre tifoidea es una enfermedad infecciosa sistémica que está caracterizada porque el paciente presenta fiebre elevada y síntomas abdominales causados por la infección de la bacteria Salmonella Typhi. “Puede afectar a cualquier persona que no esté inmunizada frente a la infección”, explica a DMedicina José María Marimón, microbiólogo y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), quien señala que la fiebre paratifoidea es similar a la tifoidea pero, en general, tiene un curso más benigno y está causada por la infección de la bacteria Salmonella Paratyphi.



¿Cuál es su causa?

La causa de la fiebre tifoidea es la infección por la bacteria Salmonella Typhi, mientras que la fiebre paratifoidea está causada por la infección por Salmonella Paratyphi. Tal y como indica José María Marimón, de la Seimc, la ruta de infección de ambas es por vía oral. “El ser humano es el único reservorio de la enfermedad. Por lo tanto, la infección sólo se adquiere al ingerir agua o alimentos contaminados por estas bacterias por las heces (raramente por la orina) de enfermos o portadores de la infección (transmisión fecal-oral)”.

Las bebidas y los alimentos que con más frecuencia pueden estar contaminados por la bacteria son la leche, el queso, los helados y otros derivados lácteos, los mariscos que crecen en lugares cercanos a puntos de eliminación de las aguas residuales, las verduras regadas con aguas fecales, los huevos, algunas carnes y el agua.
El contagio directo entre el enfermo y las personas de su entorno es posible, pero no frecuente. Las moscas también pueden actuar como transmisores.



¿Cuáles son sus síntomas?


Los síntomas de la fiebre tifoidea pueden oscilar desde manifestaciones leves hasta síntomas muy graves que, incluso pueden causar la muerte. “Inicialmente hay un periodo de incubación de entre una y seis semanas, normalmente 1 ó 2 semanas, tiempo que varía en función de las personas y la cantidad de bacterias ingeridas”, explica el microbiólogo José María Marimón.
El especialista indica que los síntomas se caracterizan fundamentalmente por una fiebre elevada y sostenida (39ºC-40ºC). Además, las personas afectadas por esta patología pueden presentar debilidad, dolor abdominal, dolor de cabeza y pérdida de apetito. “También es frecuente la hepatoesplenomegalia (aumento del tamaño del hígado y del bazo)”, matiza Marimón. “En algunos casos también aparece una erupción cutánea de manchas planas de color rosa. La diarrea, típica de la infecciones por el resto de serotipos de Salmonella (las conocidas salmonelosis) es poco frecuente en la fiebre tifoidea".



¿Cómo prevenir?


Existen dos maneras de prevenir la fiebre tifoidea: “Una, es no ingerir agua o alimentos contaminados con la bacteria. Para ello hay que beber agua potable y alimentos libres de la bacteria o bien cocinados, ya que el calor las destruye. Esta medida, además, puede ayudar a prevenir otras infecciones gastrointestinales”.
Así, el control de la manipulación de alimentos y la conservación de la comida y el tratamiento adecuado de las aguas residuales, con el fin de evitar la contaminación de las aguas de consumo, junto con la educación sanitaria de la población, pueden ser herramientas eficaces para prevenir el contagio de la fiebre tifoidea. Las medidas individuales son fundamentales:


  • Higiene básica, como lavarse las manos antes de comer.
  • No comer alimentos preparados en puestos callejeros.
  • No tomar bebidas con hielo de dudosa procedencia.
  • Abstenerse de tomar infusiones o té en lugares que no gocen de su confianza, a no ser que se hayan tratado correctamente o se hayan preparado con agua mineral.
  • No ingerir productos lácteos, excepto si está completamente seguro de que han sido pasteurizados.
  • Las verduras y hortalizas han de consumirse cocidas y cuando aún estén calientes. Si prefiere consumirlas crudas, debe sumergirlas previamente, durante al menos cinco minutos, en una solución de agua potable clorada con cuatro gotas de lejía de una concentración de 50 gramos de cloro por litro.
  • La fruta debe ser lavada antes de pelarla.
  • Los pescados y mariscos no deben consumirse crudos; deben ser hervidos al menos durante diez minutos antes de su consumo.


La otra manera de prevenirlo es mediante la vacunación. “Hay dos tipos de vacunas frente a la fiebre tifoidea, una oral y otra inyectable. La protección que confieren no es permanente, por lo que se recomienda revacunarse a los tres años si se va a países donde la enfermedad aún es endémica”,

  




No hay comentarios:

Publicar un comentario